sábado, junio 19, 2004
Esperaré
a que sientas lo mismo que yo,
a que a la luna la mires del mismo color.
Esperaré
que adivines mis versos de amor,
a que en mis brazos encuentres calor.
Esperaré
a que vayas por donde yo voy,
a que tu alma me des como yo te la doy.
Esperaré
a que aprendas de noche a soñar,
a que de pronto me quieras besar.
Esperaré
que las manos me quieras tomar,
que en tu recuerdo me quieras por siempre llevar
que mi presencia sea el mundo que quieras sentir,
que un día no puedas sin mi amor vivir.
Esperaré
a que sientas nostalgia por mí,
a que me pidas que no me separe de ti.
Tal vez jamás seas tú de mí
mas yo mi amor esperaré. Esperaré. Armando Manzanero.
En mi vida me han golpeado desde manos hasta barras de hierro, pasando por balones, largueros de la cama, pelotas de tenis, palos, piedras, tuberías, ladrillos, tejas, mecheros, escaleras, botellas, puños americanos, zapatos con punta de acero, sillas, mesas, cañas de bambú, bordillos de hormigón, partes de escerarios de teatro, cuerdas, alguna cabeza, mangos de navajas, un coche y algunas cosas más que no recuerdo ahora.
He dejado mi sangre desparramada en muchos sitios por culpa de alambres, rejas, grapas de embalar, clavos, hierros corrugados, navajas (otra vez), astillas, agujas, por impactos en la cabeza un par de veces, alguna operación y algo más por ahí que tampoco recuerdo.
He conocido el agua oxigenada, el alcohol, la mercromina roja y la transparente, el betadine, el algodón, las tiritas, las gasas, las vendas, los anti-inflamatorios de todo tipo y la familia de los tranquilizantes, las urgencias, los quirófanos, las anestesias (generales o locales) y muchos puntos de sutura (en el interior del ojo y en la cabeza varias veces).
Pero reconozco que, aunque algunas cicatrices todavía son visibles, ninguna va a quedar en mi memoria como la imagen de mi compañera de trabajo abierta en una mesa de quirófano. Fue hace más de una semana y el recordar todavía el momento en el que la anestesia hizo que se me durmiera en los brazos todavía hace que se me humedezcan los ojos. El pequeño sol teckel que entró en nuestras vidas hace casi dos años ha estado a punto de morirse por ser una ansiosa y comer algo que ha hecho que se le estrangule una hernia que tenía. Se supone que ya podemos estar algo más tranquilos porque la fase más peligrosa ya ha pasado, pero todavía seguimos sin música en la cabeza acordándonos de como el veterinario nos mostró el problema y nos dio las opciones que había para solucionarlo. Cogimos la menos traumática para Lina y la que parece que ha hecho que tenga otra oportunidad para estar un montón de tiempo con nosotros. Como dice Armando decidió esperarnos...
Aquel día, mientras se dormía poco a poco, sólo podía acordarme de la maravilla que escribió Victor Jara:
Son cinco minutos,
la vida es eterna
en cinco minutos.
Suena la sirena,
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo,
los cinco minutos
te hacen florecer. Es de Te recuerdo, Amanda, y en aquel momento los cinco minutos de verdad fueron eternos para Luthie, para mí y para Lina.
Un abrazo de Luthie y mío para todos aquellos que se han preocupado por nosotros.
PD. Todos los días me levanto con la intención de ser mejor persona, aunque no sabía si algún día lo iba a lograr. Pero con todo esto que ha pasado ahora sé que lo voy a conseguir. Cuando creía que mi compañera se iba a morir pensaba que ella seguro iba a ir al sitio de los seres buenos... y yo cuando sea muy viejo y ya no pueda más quiero ir a hacerle compañía...
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a que sientas lo mismo que yo,
a que a la luna la mires del mismo color.
Esperaré
que adivines mis versos de amor,
a que en mis brazos encuentres calor.
Esperaré
a que vayas por donde yo voy,
a que tu alma me des como yo te la doy.
Esperaré
a que aprendas de noche a soñar,
a que de pronto me quieras besar.
Esperaré
que las manos me quieras tomar,
que en tu recuerdo me quieras por siempre llevar
que mi presencia sea el mundo que quieras sentir,
que un día no puedas sin mi amor vivir.
Esperaré
a que sientas nostalgia por mí,
a que me pidas que no me separe de ti.
Tal vez jamás seas tú de mí
mas yo mi amor esperaré. Esperaré. Armando Manzanero.
En mi vida me han golpeado desde manos hasta barras de hierro, pasando por balones, largueros de la cama, pelotas de tenis, palos, piedras, tuberías, ladrillos, tejas, mecheros, escaleras, botellas, puños americanos, zapatos con punta de acero, sillas, mesas, cañas de bambú, bordillos de hormigón, partes de escerarios de teatro, cuerdas, alguna cabeza, mangos de navajas, un coche y algunas cosas más que no recuerdo ahora.
He dejado mi sangre desparramada en muchos sitios por culpa de alambres, rejas, grapas de embalar, clavos, hierros corrugados, navajas (otra vez), astillas, agujas, por impactos en la cabeza un par de veces, alguna operación y algo más por ahí que tampoco recuerdo.
He conocido el agua oxigenada, el alcohol, la mercromina roja y la transparente, el betadine, el algodón, las tiritas, las gasas, las vendas, los anti-inflamatorios de todo tipo y la familia de los tranquilizantes, las urgencias, los quirófanos, las anestesias (generales o locales) y muchos puntos de sutura (en el interior del ojo y en la cabeza varias veces).
Pero reconozco que, aunque algunas cicatrices todavía son visibles, ninguna va a quedar en mi memoria como la imagen de mi compañera de trabajo abierta en una mesa de quirófano. Fue hace más de una semana y el recordar todavía el momento en el que la anestesia hizo que se me durmiera en los brazos todavía hace que se me humedezcan los ojos. El pequeño sol teckel que entró en nuestras vidas hace casi dos años ha estado a punto de morirse por ser una ansiosa y comer algo que ha hecho que se le estrangule una hernia que tenía. Se supone que ya podemos estar algo más tranquilos porque la fase más peligrosa ya ha pasado, pero todavía seguimos sin música en la cabeza acordándonos de como el veterinario nos mostró el problema y nos dio las opciones que había para solucionarlo. Cogimos la menos traumática para Lina y la que parece que ha hecho que tenga otra oportunidad para estar un montón de tiempo con nosotros. Como dice Armando decidió esperarnos...
Aquel día, mientras se dormía poco a poco, sólo podía acordarme de la maravilla que escribió Victor Jara:
Son cinco minutos,
la vida es eterna
en cinco minutos.
Suena la sirena,
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo,
los cinco minutos
te hacen florecer. Es de Te recuerdo, Amanda, y en aquel momento los cinco minutos de verdad fueron eternos para Luthie, para mí y para Lina.
Un abrazo de Luthie y mío para todos aquellos que se han preocupado por nosotros.
PD. Todos los días me levanto con la intención de ser mejor persona, aunque no sabía si algún día lo iba a lograr. Pero con todo esto que ha pasado ahora sé que lo voy a conseguir. Cuando creía que mi compañera se iba a morir pensaba que ella seguro iba a ir al sitio de los seres buenos... y yo cuando sea muy viejo y ya no pueda más quiero ir a hacerle compañía...
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lunes, junio 07, 2004
SECUENCIAS SOCIALES. Toma IV.
"Pasaba por aquí,
pasaba por aquí.
Ningún teléfono cerca
y no lo pude resistir.
pasaba por aquí..." Pasaba por aquí. Luis Eduardo Aute.
LUGAR: Cafetería llenísima de gente.
HORA: Mediodía.
PERSONAJES: R el camarero, Pe el pintor y Bud-white.
ESCENA: Café después de comer. Pe habla y habla de la televisión y de toda la gente que se acuesta con, habla de, insulta a, etc... Bud trastea con el teléfono móvil que le ha dado la empresa intentando descubrir que lógica tienen sus menús. R reparte cafés en plena "hora punta" de trabajo, hasta que ve el teléfono de Bud.
¡¡¡AAACCIÓN!!!
- Vaya, ¿ese te lo han dado con los puntos, no?
- Sí. Bueno, la verdad es que es de la empresa. Han cambiado los puntos y han sacado este teléfono.
- No está mal. Mi mujer ha cambiado sus puntos también por ese modelo y la verdad es que para ser de Movistar tiene muchas opciones: la cámara, lo del mp3... Lo malo es que no trae todo lo que necesita para cargar y descargar cosas desde el ordenador. Por ejemplo el cable de conexión en el único sitio donde lo he encontrado es en la propia Telefónica que te cobra 45 euros. ¡Más de lo que cuesta el móvil!
- Ya te digo. Yo tengo un cable de una cámara de fotos digital que vale, pero el otro día intenté descargarlo y no pude. Aunque mi ordenador está que funciona a ratos y no sé si será por eso.
- ¿Tienes tarjeta de memoria?
- Claro. La traía el teléfono puesta. En ella tengo las fotos que he hecho.
- ¡Tú teléfono la traía! El de mi mujer no.
- ¡No jodas! Como que no. Si el mío lo trae el tuyo también tiene que traerlo. Mira, incluso venía ya puesta. Tú, reclama si no la tienes.
- ¿Y de cuanto es? ¿De 8 megas, de 16?
- Mmm... de 8... creo.
- ¿Seguro que la trae? A ver... ¿Puedes sacar la tarjeta para verla?
- Claro.
(Bud apaga su móvil. Aprieta la tarjeta y la saca. Entonces se da cuenta de que en realidad lo que ha sacado es un símil de plástico que suministran a modo de protección de la ranura. R empieza a reír.)
- ¡Jajajajaja! El tuyo si la traía ¿eh? Ahora si quieres reclamo la mía... ¡y la tuya!
- ¡Je, je, je! Bud, ¿te ha dado, o te ha rozado?
- Pues vaya... Si que me has hundido. Ahora no me digas que los Reyes Magos son los padres porque me voy a casa a llorar. ¡Ja, ja, ja!
- ¡Ja, ja, ja! Las fotos las tienes grabadas en la memoria del teléfono. Lo malo es que sin la tarjeta tampoco puedes descargar nada desde el móvil. Por eso no podías meterlas en tu ordenador.
- Pues que bien... Ya me parecía raro que una multinacional de mierda como Telefónica te diera algo sin cobrarte...
- Ay, Bud. Las empresas grandes son como los delincuentes; están todo el día pensando como pueden robarle a los demás lo que no es suyo.
- Que razón tienes. Venga, qué queréis que os invito para quitaros el disgusto que os he dado.
- Anda, cachondo, ponnos un par de cafés que ya veremos si volvemos aquí, porque para darnos disgustos ya tenemos a nuestro jefe.
- ¡Ja, ja, ja!
- ¡Ja, ja, ja!
- ¡Je, je, je!
(El barullo de conversaciones sigue alrededor de los tres. Bud y Pe se terminan sus cafés y se van a seguir trabajando. Bud ahora sabe que, por muchas fotos que haga, nunca las va a ver en un ordenador y que en el bar va a ser conocido como "er niño de la tarjeta de memoria". R sigue con su tarea y comenta una y otra vez con sus compañeros la anécdota sobre la ignorancia de alguno de los clientes que van a tomar café.)
¡¡¡COOORTEN!!!
Pd. Dedicado a Pe el pintor, un buen compañero al que llevé el otro día al hospital por un parálisis en un ojo del que todavía no saben a que es debido.
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pasaba por aquí.
Ningún teléfono cerca
y no lo pude resistir.
pasaba por aquí..." Pasaba por aquí. Luis Eduardo Aute.
LUGAR: Cafetería llenísima de gente.
HORA: Mediodía.
PERSONAJES: R el camarero, Pe el pintor y Bud-white.
ESCENA: Café después de comer. Pe habla y habla de la televisión y de toda la gente que se acuesta con, habla de, insulta a, etc... Bud trastea con el teléfono móvil que le ha dado la empresa intentando descubrir que lógica tienen sus menús. R reparte cafés en plena "hora punta" de trabajo, hasta que ve el teléfono de Bud.
¡¡¡AAACCIÓN!!!
- Vaya, ¿ese te lo han dado con los puntos, no?
- Sí. Bueno, la verdad es que es de la empresa. Han cambiado los puntos y han sacado este teléfono.
- No está mal. Mi mujer ha cambiado sus puntos también por ese modelo y la verdad es que para ser de Movistar tiene muchas opciones: la cámara, lo del mp3... Lo malo es que no trae todo lo que necesita para cargar y descargar cosas desde el ordenador. Por ejemplo el cable de conexión en el único sitio donde lo he encontrado es en la propia Telefónica que te cobra 45 euros. ¡Más de lo que cuesta el móvil!
- Ya te digo. Yo tengo un cable de una cámara de fotos digital que vale, pero el otro día intenté descargarlo y no pude. Aunque mi ordenador está que funciona a ratos y no sé si será por eso.
- ¿Tienes tarjeta de memoria?
- Claro. La traía el teléfono puesta. En ella tengo las fotos que he hecho.
- ¡Tú teléfono la traía! El de mi mujer no.
- ¡No jodas! Como que no. Si el mío lo trae el tuyo también tiene que traerlo. Mira, incluso venía ya puesta. Tú, reclama si no la tienes.
- ¿Y de cuanto es? ¿De 8 megas, de 16?
- Mmm... de 8... creo.
- ¿Seguro que la trae? A ver... ¿Puedes sacar la tarjeta para verla?
- Claro.
(Bud apaga su móvil. Aprieta la tarjeta y la saca. Entonces se da cuenta de que en realidad lo que ha sacado es un símil de plástico que suministran a modo de protección de la ranura. R empieza a reír.)
- ¡Jajajajaja! El tuyo si la traía ¿eh? Ahora si quieres reclamo la mía... ¡y la tuya!
- ¡Je, je, je! Bud, ¿te ha dado, o te ha rozado?
- Pues vaya... Si que me has hundido. Ahora no me digas que los Reyes Magos son los padres porque me voy a casa a llorar. ¡Ja, ja, ja!
- ¡Ja, ja, ja! Las fotos las tienes grabadas en la memoria del teléfono. Lo malo es que sin la tarjeta tampoco puedes descargar nada desde el móvil. Por eso no podías meterlas en tu ordenador.
- Pues que bien... Ya me parecía raro que una multinacional de mierda como Telefónica te diera algo sin cobrarte...
- Ay, Bud. Las empresas grandes son como los delincuentes; están todo el día pensando como pueden robarle a los demás lo que no es suyo.
- Que razón tienes. Venga, qué queréis que os invito para quitaros el disgusto que os he dado.
- Anda, cachondo, ponnos un par de cafés que ya veremos si volvemos aquí, porque para darnos disgustos ya tenemos a nuestro jefe.
- ¡Ja, ja, ja!
- ¡Ja, ja, ja!
- ¡Je, je, je!
(El barullo de conversaciones sigue alrededor de los tres. Bud y Pe se terminan sus cafés y se van a seguir trabajando. Bud ahora sabe que, por muchas fotos que haga, nunca las va a ver en un ordenador y que en el bar va a ser conocido como "er niño de la tarjeta de memoria". R sigue con su tarea y comenta una y otra vez con sus compañeros la anécdota sobre la ignorancia de alguno de los clientes que van a tomar café.)
¡¡¡COOORTEN!!!
Pd. Dedicado a Pe el pintor, un buen compañero al que llevé el otro día al hospital por un parálisis en un ojo del que todavía no saben a que es debido.
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miércoles, junio 02, 2004
"Buscando en el baúl de los recuerdos.
Uh, uuuh.
Cualquier tiempo pasado nos parece mejor.
Mirar atrás es bueno a veces.
Uh, uuuh.
Mirar hacia el futuro es vivir sin temor." El baúl de los recuerdos. Karina.
Milla y una amiga hablan mientras pasean por el barrio conocido como "Cocina del Infierno" en Nueva York. Milla es trabajadora de servicios sociales. ¡Ah!, Milla es ciega.
- Dijo que te olvidabas del factor nostalgia, Milla.
- ¿Factor nostalgia? ¿Yo?
- Lo ha dicho él. No yo.
- Agh... es tan decepcionante.
- Es un hotel antiguo.
- Estoy escuchando un libro y el autor explica su teoría sobre la nostalgia... (¿Cómo lo llama?) Ah, sí... "la nostalgia es un estado sin articular de desprecio por el presente y miedo por el futuro."
- Muy bien... Pero él sólo dice...
- Pero tiene razón, ¿verdad? No todo lo antiguo es bueno. La gente recuerda cosas... Los días gloriosos... Bla, bla, bla...
- Cuidado, una grieta en...
- Lo sé, cariño.
- Perdona.
- Llevo mucho tiempo andando.
- Bueno, me tengo que ir a ver a Artie. Piénsalo. Podría ser un sitio histórico.
- Cariño, es un hotel mugriento que solía ser un burdel y a saber qué otras cosas. Hoy, hay gente en las calles de la cocina del infierno sin sitio donde dormir. Sólo digo una cosa... Poned una placa y dadle a la gente un lugar donde dormir.
- Tú piénsalo, Milla.
(De ?MARVEL KNIGHTS: DAREDEVIL.? Edición española Planeta De Agostini. Número 46, página 2.)
Que manía tenemos de enclavar recuerdos en lugares físicos. ¿Verdad?
Pd. Para todos aquellos que vivis en Madrid, o cerca de Madrid, o vaís a pasar por Madrid os recomiendo algo que ya empieza. Es PHE04 y aquí podeis echar un vistazo. Promete, ¿verdad?
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Uh, uuuh.
Cualquier tiempo pasado nos parece mejor.
Mirar atrás es bueno a veces.
Uh, uuuh.
Mirar hacia el futuro es vivir sin temor." El baúl de los recuerdos. Karina.
Milla y una amiga hablan mientras pasean por el barrio conocido como "Cocina del Infierno" en Nueva York. Milla es trabajadora de servicios sociales. ¡Ah!, Milla es ciega.
- Dijo que te olvidabas del factor nostalgia, Milla.
- ¿Factor nostalgia? ¿Yo?
- Lo ha dicho él. No yo.
- Agh... es tan decepcionante.
- Es un hotel antiguo.
- Estoy escuchando un libro y el autor explica su teoría sobre la nostalgia... (¿Cómo lo llama?) Ah, sí... "la nostalgia es un estado sin articular de desprecio por el presente y miedo por el futuro."
- Muy bien... Pero él sólo dice...
- Pero tiene razón, ¿verdad? No todo lo antiguo es bueno. La gente recuerda cosas... Los días gloriosos... Bla, bla, bla...
- Cuidado, una grieta en...
- Lo sé, cariño.
- Perdona.
- Llevo mucho tiempo andando.
- Bueno, me tengo que ir a ver a Artie. Piénsalo. Podría ser un sitio histórico.
- Cariño, es un hotel mugriento que solía ser un burdel y a saber qué otras cosas. Hoy, hay gente en las calles de la cocina del infierno sin sitio donde dormir. Sólo digo una cosa... Poned una placa y dadle a la gente un lugar donde dormir.
- Tú piénsalo, Milla.
(De ?MARVEL KNIGHTS: DAREDEVIL.? Edición española Planeta De Agostini. Número 46, página 2.)
Que manía tenemos de enclavar recuerdos en lugares físicos. ¿Verdad?
Pd. Para todos aquellos que vivis en Madrid, o cerca de Madrid, o vaís a pasar por Madrid os recomiendo algo que ya empieza. Es PHE04 y aquí podeis echar un vistazo. Promete, ¿verdad?
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martes, junio 01, 2004
SECUENCIAS SOCIALES. Toma III.
"Contento de ser,
contento de ser,
un inútil." Inútil. Doctor Explosion.
LUGAR: Avenida de la Ilustración (M-30), estrechamiento dirección norte.
HORA: 9:00 a.m. aprox.
PERSONAJES: Conductora y Bud-white.
ESCENA: Tras es último semáforo los tres carriles de la vía se transforman en uno, se ralentiza el tráfico y Bud nota un golpe en la parte trasera de su camión. Baja a ver los daños y ve a una mujer con gafas de sol bajar de un pequeño coche blanco.
¡¡¡AAACCIÓN!!!
- ¿Te ha pasado algo?
- No... Esto... El capó...
- No digo al coche, te digo a ti.
- Eh... No, no me ha pasado nada.
- Bah, lo del capó no es nada. Ha sido un golpe casi parados. El problema es que los coches están hechos con una chapa que se abolla enseguida.
- ¿Tu camión tiene algo?
- No, no me has hecho nada. Si tienes el seguro a todo riesgo haces un parte y se acabó.
(La mujer se pone a llorar)
- Bueno, mujer, no pasa nada. Cualquiera tiene un fallo. Los seguros lo arreglan todo.
- No es eso... Es que mi marido me va poner verde en cuanto vea que he abollado el coche. Me va a decir que soy una inútil...
- Venga, que no es para tanto? Todos hemos tenido algún golpe alguna vez. ¡Vamos hombre! Como si se fuera a acabar el mundo por un golpecito de nada.(La mujer llora cada vez más)
- De verdad... Va a ser un drama... Me va a poner verde.
- Pues mand... (Bud piensa que lo que tendría que hacer esa mujer es decirle a su marido "Don perfecto" que se fuera a tomar...) Mira, vamos a hacer una cosa. Rompe un piloto de atrás y le dices que te dieron un golpe en una retención y tú diste sin querer al de delante. Para arreglarlo le dices que el de atrás se fue sin darte datos y ya está.
(La mujer se lo piensa. Los coches pasan despacio a su lado mientras sus ocupantes elucubran de que hablan el camionero de gafitas y la mujer de blanco)
- ¿Y como puedo hacerlo?
- A ver, si quieres te dejo una barra de uña que tengo detrás de mi asiento, le das un golpe al piloto y ya está.
(Bud coge la barra de uña y se la da. Mira su reloj y espera el golpe de la mujer. La barra rebota por dos veces en el plástico del piloto sin dañarlo.)
- No puedo, ¡no puedo! (Más lágrimas)
- Trae. (Bud asesta un golpe y rompe el plástico rojo. Algunos conductores abren los ojos como platos.) Hala, ya está.
- ¡Gracias, gracias!
- Nada, nada. Venga, que estamos montando una retención...
- De verdad, muchas gracias. (La mujer se seca las lágrimas y sonríe. Parece alegre de verdad. Bud para que siga contenta, a modo de despedida, le gasta una broma)
- Bueno, y dile a tu marido que no hay nadie perfecto y que si él lo es que se vaya a un museo y se exponga en una pared para que todo el mundo lo vea.
(La sonrisa desaparece de la cara de la mujer. Murmura un insulto y le lanza una mirada asesina a Bud mientras cierra la puerta de su coche con fuerza y sale disparada. Bud se monta en su camión y se incorpora a la lenta circulación. La mujer se va con la idea de que el "camionero gafitas" se podía meter la lengua en el cu... y no hablar de su marido. Bud se queda con la idea de que no hay nada peor que alguien que conoce su destino, no le gusta y se niega a cambiarlo)
¡¡¡COOORTEN!!!
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contento de ser,
un inútil." Inútil. Doctor Explosion.
LUGAR: Avenida de la Ilustración (M-30), estrechamiento dirección norte.
HORA: 9:00 a.m. aprox.
PERSONAJES: Conductora y Bud-white.
ESCENA: Tras es último semáforo los tres carriles de la vía se transforman en uno, se ralentiza el tráfico y Bud nota un golpe en la parte trasera de su camión. Baja a ver los daños y ve a una mujer con gafas de sol bajar de un pequeño coche blanco.
¡¡¡AAACCIÓN!!!
- ¿Te ha pasado algo?
- No... Esto... El capó...
- No digo al coche, te digo a ti.
- Eh... No, no me ha pasado nada.
- Bah, lo del capó no es nada. Ha sido un golpe casi parados. El problema es que los coches están hechos con una chapa que se abolla enseguida.
- ¿Tu camión tiene algo?
- No, no me has hecho nada. Si tienes el seguro a todo riesgo haces un parte y se acabó.
(La mujer se pone a llorar)
- Bueno, mujer, no pasa nada. Cualquiera tiene un fallo. Los seguros lo arreglan todo.
- No es eso... Es que mi marido me va poner verde en cuanto vea que he abollado el coche. Me va a decir que soy una inútil...
- Venga, que no es para tanto? Todos hemos tenido algún golpe alguna vez. ¡Vamos hombre! Como si se fuera a acabar el mundo por un golpecito de nada.(La mujer llora cada vez más)
- De verdad... Va a ser un drama... Me va a poner verde.
- Pues mand... (Bud piensa que lo que tendría que hacer esa mujer es decirle a su marido "Don perfecto" que se fuera a tomar...) Mira, vamos a hacer una cosa. Rompe un piloto de atrás y le dices que te dieron un golpe en una retención y tú diste sin querer al de delante. Para arreglarlo le dices que el de atrás se fue sin darte datos y ya está.
(La mujer se lo piensa. Los coches pasan despacio a su lado mientras sus ocupantes elucubran de que hablan el camionero de gafitas y la mujer de blanco)
- ¿Y como puedo hacerlo?
- A ver, si quieres te dejo una barra de uña que tengo detrás de mi asiento, le das un golpe al piloto y ya está.
(Bud coge la barra de uña y se la da. Mira su reloj y espera el golpe de la mujer. La barra rebota por dos veces en el plástico del piloto sin dañarlo.)
- No puedo, ¡no puedo! (Más lágrimas)
- Trae. (Bud asesta un golpe y rompe el plástico rojo. Algunos conductores abren los ojos como platos.) Hala, ya está.
- ¡Gracias, gracias!
- Nada, nada. Venga, que estamos montando una retención...
- De verdad, muchas gracias. (La mujer se seca las lágrimas y sonríe. Parece alegre de verdad. Bud para que siga contenta, a modo de despedida, le gasta una broma)
- Bueno, y dile a tu marido que no hay nadie perfecto y que si él lo es que se vaya a un museo y se exponga en una pared para que todo el mundo lo vea.
(La sonrisa desaparece de la cara de la mujer. Murmura un insulto y le lanza una mirada asesina a Bud mientras cierra la puerta de su coche con fuerza y sale disparada. Bud se monta en su camión y se incorpora a la lenta circulación. La mujer se va con la idea de que el "camionero gafitas" se podía meter la lengua en el cu... y no hablar de su marido. Bud se queda con la idea de que no hay nada peor que alguien que conoce su destino, no le gusta y se niega a cambiarlo)
¡¡¡COOORTEN!!!
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