jueves, diciembre 30, 2004
"En la Puerta del Sol
como el año que fue
otra vez el champagne y la uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos." Un año más. Mecano.
Sí, ya lo sé. Es una tontería hacer balance de un año que se acaba porque la tendencia vital que llevas es difícil cambiarla radicalmente. Pero la historia es que no estoy en un buen momento y tengo ganas de empaquetar lo que me jode y mandarlo de viaje. Para que sea fácil vamos a hacer como en los bancos: lo malo va ir al DEBE y lo bueno al HABER.
Toda la gente que no está con nosotros para poder celebrar otro día de vida. Y aquí da igual como se hayan ido, en tal fecha o tal otra, o si eran buenos o malos. Toda vida es buena y perderlas es algo irreparable. DEBE.
Toda la gente que por egoismos de unos pocos no van a poder celebrar otros futuros días, sobre todo si son niños. DEBE.
Que no esté con nosotros la abuela de Luthie y a mucha gente le duela. DEBE.
Las condiciones que se ha encontrado Luthie en sus trabajos por ser mujer. El paro que sufre por haber dado la cara por sus compañeras. El que mi trabajo no tenga el horizonte más lejano que el de ir de semana en semana. DEBE.
La gente que este año me ha fallado cuando sabía que siempre podía contar conmigo. El que no sea capaz de poner "podrá" en vez de "podía". El daño que han hecho. DEBE.
Que los dueños de Coronel lo volvieran a abandonar cuando lo recogimos de la calle, lo identificamos y se lo devolvimos. ¡Desgraciados! DEBE.
Que el dinero siga ganado terreno a la gente. Que todos no valgamos igual. DEBE.
Que lo que veo a mi alrededor me haga estar más triste cada día. DEBE.
La buena gente que he encontrado en la red y de la que aprendo cosas cada vez que los leo (aunque esto sea poco por no tener apenas tiempo). Vosotros, sin daros jabón. HABER.
Que la mayoría de los seres que quiero (una parte de mi familia, mis amigos, mis perros, mi elfa...) estén conmigo. HABER.
Que, por mucho que intente otras cosas, la cabezona de mi compañera vaya a vivir 100 años por lo menos. Lina, eres la teckel más cabezona del mundo. Ni sé porque te quiero tanto. HABER.
Que los dueños de Pilirocio y de Yuca lloraran de alegría cuando se los devolvimos después de encontrarlos en la calle e identificarlos. Gracias por su ayuda a: Natalia, Alberto, Ildefonso, Soraya y todos los de la clínica Estoril. HABER.
Que aunque los DEBE sean más y más feos el HABER de vivir con Luthie toda mi vida me sirva para levantarme todos los días como hago ahora. Todo lo malo que he pasado en mi vida lo doy por bueno por haberla encontrado. SUPERHABER
Te quiero elfa mía.
Feliz 2.005 para todos y que este año logremos hacer de La Tierra un lugar más habitable. Para todos.
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como el año que fue
otra vez el champagne y la uvas
y el alquitrán, de alfombra están.
Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos." Un año más. Mecano.
Sí, ya lo sé. Es una tontería hacer balance de un año que se acaba porque la tendencia vital que llevas es difícil cambiarla radicalmente. Pero la historia es que no estoy en un buen momento y tengo ganas de empaquetar lo que me jode y mandarlo de viaje. Para que sea fácil vamos a hacer como en los bancos: lo malo va ir al DEBE y lo bueno al HABER.
Toda la gente que no está con nosotros para poder celebrar otro día de vida. Y aquí da igual como se hayan ido, en tal fecha o tal otra, o si eran buenos o malos. Toda vida es buena y perderlas es algo irreparable. DEBE.
Toda la gente que por egoismos de unos pocos no van a poder celebrar otros futuros días, sobre todo si son niños. DEBE.
Que no esté con nosotros la abuela de Luthie y a mucha gente le duela. DEBE.
Las condiciones que se ha encontrado Luthie en sus trabajos por ser mujer. El paro que sufre por haber dado la cara por sus compañeras. El que mi trabajo no tenga el horizonte más lejano que el de ir de semana en semana. DEBE.
La gente que este año me ha fallado cuando sabía que siempre podía contar conmigo. El que no sea capaz de poner "podrá" en vez de "podía". El daño que han hecho. DEBE.
Que los dueños de Coronel lo volvieran a abandonar cuando lo recogimos de la calle, lo identificamos y se lo devolvimos. ¡Desgraciados! DEBE.
Que el dinero siga ganado terreno a la gente. Que todos no valgamos igual. DEBE.
Que lo que veo a mi alrededor me haga estar más triste cada día. DEBE.
La buena gente que he encontrado en la red y de la que aprendo cosas cada vez que los leo (aunque esto sea poco por no tener apenas tiempo). Vosotros, sin daros jabón. HABER.
Que la mayoría de los seres que quiero (una parte de mi familia, mis amigos, mis perros, mi elfa...) estén conmigo. HABER.
Que, por mucho que intente otras cosas, la cabezona de mi compañera vaya a vivir 100 años por lo menos. Lina, eres la teckel más cabezona del mundo. Ni sé porque te quiero tanto. HABER.
Que los dueños de Pilirocio y de Yuca lloraran de alegría cuando se los devolvimos después de encontrarlos en la calle e identificarlos. Gracias por su ayuda a: Natalia, Alberto, Ildefonso, Soraya y todos los de la clínica Estoril. HABER.
Que aunque los DEBE sean más y más feos el HABER de vivir con Luthie toda mi vida me sirva para levantarme todos los días como hago ahora. Todo lo malo que he pasado en mi vida lo doy por bueno por haberla encontrado. SUPERHABER
Te quiero elfa mía.
Feliz 2.005 para todos y que este año logremos hacer de La Tierra un lugar más habitable. Para todos.
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sábado, diciembre 25, 2004
SECUENCIAS SOCIALES. Vol. VI.
"Pudiendo estar siempre en conexión
y sólo nos vemos en esta ocasión
digo yo que por algo será
Tenía que haber ensayado algo más
si no se van pronto se va a agarrotar
mi sonrisa falsa de navidad
[...]
Es navidad
se supone que es un día especial
tan especial
que lo vamos a pasar... mejor que nunca
Es navidad
la sonrisa se me va a congelar
y entre tanta hipocresíia
prometo disfrutar" Es navidad. Los Acusicas.
LUGAR: Centro de Salud de mi barrio.
HORA: Tarde-noche del 23 de diciembre de 2.004.
PERSONAJES: Bienve y Bud-white.
ESCENA: Bud-white llega a la sala de espera de la consulta de curas e inyectables con su vacuna contra la alergia al polen. Bienve espera sentada, separada de los demás, a que se haga la hora que tiene establecida para que el ATS le mida el nivel de azúcar en su sangre y le inyecte sus unidades de insulina. Bud se sienta a su lado y espera a que la vieja compañera de espera le reconozca a pesar de su escasa vista. Como cada vez que se ven semanalmente Bienve abre mucho sus ojos a traves de los gruesos cristales de sus gafas y cuando reconoce a Bud abre su sonrisa y se pone a hablar.
¡¡¡AAACCIÓN!!!
- ¡Hombre! Ya estás aquí otra vez.
- Ya ve... Aquí estamos como todas las semanas, al rollo este de la vacuna.
- Pues muy bien. Yo sigo aquí esperando como todas las tardes y como todas las mañanas. Las chicas estas me van a tener que dar una bata para que sea una más de ellas. (Los dos sonrien; los demás los miran como si estuvieran matando a alguien. Bud se acuerda del día que a Bienve le dio una subida y él fue el único que la ayudo a levantarse y a entrar a la consulta. Mira al resto de la sala y se ríe más fuerte.)
- Joder, esto del azúcar si que es una mierda, ¿verdad?
- Ya ves hijo, tengo que venir por la mañana y por la tarde y ya no saben ni donde pincharme. Esto es como un cáncer. Y encima ni se me curan las heridas ni veo na de na. A ver si me muero ya.
- ¡Venga ese ánimo! Con la marcha que tiene usted. Seguro que hay un montón de gente que la quiere.
- Hijo, yo vivo sola. No tengo a nadie, ni quiero vivir con nadie.
- Anda ya... ¿No tiene ningún hijo?
- Tengo uno, pero cada vez que viene me destroza la casa y me tira todos los platos. Sólo quiere bebida (hace con sus manos la imagen de un porrón de vino) y que le dé de comer. Prefiero estar sola. Además el hogar (el Hogar del Jubilado del ayuntamiento) no abre ni mañana, ni pasado.
- Entonces mañana cenando va estar sola... ¿No querría algo de compañía?
- No hijo, gracias. Yo quiero estar sola. Estoy harta de la vida y lo que más deseo es que un día me llegue la muerte aquí sentada y me recojan y deje de dar problemas. Mañana con un trozo de pan y un huevo me hago la cena y a dormir. Mira, ya me toca. ¿Aquí te dejo el abrigo y la bolsa?
- Claro mujer, yo se lo cuido.
Bienve entra a la sala de curas y su carácter desbordante hace que las ATS sonrían y le gasten bromas con lo bien que está. Bud piensa en como tiene las piernas de hinchadas esa mujer y en las heridas que no le cierran nunca. De reojo ve que en la bolsa que está cuidando se ven un puñado de caramelos que sabe que no puede comer. Pero está sola y nadie le dice que no debe hacerlo y lo que es peor, nadie le da razones para que no haciéndolo quiera vivir más tiempo. Sale la mujer y se pone su abrigo. Bud la ayuda y le dice que por favor se cuide. Se abrazan y se dan un par de besos. Toda la gente les mira raro: los dos hablan en la sala de espera y a veces hasta se ríen. Ha llegado Luthie y también se despide de Bienve. Lo último que la dicen y que allí suena vacío es:
Feliz Navidad.
¡¡¡COOORTEN!!!
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y sólo nos vemos en esta ocasión
digo yo que por algo será
Tenía que haber ensayado algo más
si no se van pronto se va a agarrotar
mi sonrisa falsa de navidad
[...]
Es navidad
se supone que es un día especial
tan especial
que lo vamos a pasar... mejor que nunca
Es navidad
la sonrisa se me va a congelar
y entre tanta hipocresíia
prometo disfrutar" Es navidad. Los Acusicas.
LUGAR: Centro de Salud de mi barrio.
HORA: Tarde-noche del 23 de diciembre de 2.004.
PERSONAJES: Bienve y Bud-white.
ESCENA: Bud-white llega a la sala de espera de la consulta de curas e inyectables con su vacuna contra la alergia al polen. Bienve espera sentada, separada de los demás, a que se haga la hora que tiene establecida para que el ATS le mida el nivel de azúcar en su sangre y le inyecte sus unidades de insulina. Bud se sienta a su lado y espera a que la vieja compañera de espera le reconozca a pesar de su escasa vista. Como cada vez que se ven semanalmente Bienve abre mucho sus ojos a traves de los gruesos cristales de sus gafas y cuando reconoce a Bud abre su sonrisa y se pone a hablar.
¡¡¡AAACCIÓN!!!
- ¡Hombre! Ya estás aquí otra vez.
- Ya ve... Aquí estamos como todas las semanas, al rollo este de la vacuna.
- Pues muy bien. Yo sigo aquí esperando como todas las tardes y como todas las mañanas. Las chicas estas me van a tener que dar una bata para que sea una más de ellas. (Los dos sonrien; los demás los miran como si estuvieran matando a alguien. Bud se acuerda del día que a Bienve le dio una subida y él fue el único que la ayudo a levantarse y a entrar a la consulta. Mira al resto de la sala y se ríe más fuerte.)
- Joder, esto del azúcar si que es una mierda, ¿verdad?
- Ya ves hijo, tengo que venir por la mañana y por la tarde y ya no saben ni donde pincharme. Esto es como un cáncer. Y encima ni se me curan las heridas ni veo na de na. A ver si me muero ya.
- ¡Venga ese ánimo! Con la marcha que tiene usted. Seguro que hay un montón de gente que la quiere.
- Hijo, yo vivo sola. No tengo a nadie, ni quiero vivir con nadie.
- Anda ya... ¿No tiene ningún hijo?
- Tengo uno, pero cada vez que viene me destroza la casa y me tira todos los platos. Sólo quiere bebida (hace con sus manos la imagen de un porrón de vino) y que le dé de comer. Prefiero estar sola. Además el hogar (el Hogar del Jubilado del ayuntamiento) no abre ni mañana, ni pasado.
- Entonces mañana cenando va estar sola... ¿No querría algo de compañía?
- No hijo, gracias. Yo quiero estar sola. Estoy harta de la vida y lo que más deseo es que un día me llegue la muerte aquí sentada y me recojan y deje de dar problemas. Mañana con un trozo de pan y un huevo me hago la cena y a dormir. Mira, ya me toca. ¿Aquí te dejo el abrigo y la bolsa?
- Claro mujer, yo se lo cuido.
Bienve entra a la sala de curas y su carácter desbordante hace que las ATS sonrían y le gasten bromas con lo bien que está. Bud piensa en como tiene las piernas de hinchadas esa mujer y en las heridas que no le cierran nunca. De reojo ve que en la bolsa que está cuidando se ven un puñado de caramelos que sabe que no puede comer. Pero está sola y nadie le dice que no debe hacerlo y lo que es peor, nadie le da razones para que no haciéndolo quiera vivir más tiempo. Sale la mujer y se pone su abrigo. Bud la ayuda y le dice que por favor se cuide. Se abrazan y se dan un par de besos. Toda la gente les mira raro: los dos hablan en la sala de espera y a veces hasta se ríen. Ha llegado Luthie y también se despide de Bienve. Lo último que la dicen y que allí suena vacío es:
Feliz Navidad.
¡¡¡COOORTEN!!!
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miércoles, diciembre 22, 2004
"Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma." Todo se transforma. Jorge Drexler.
Que bella la estrofa de Drexler... A veces hasta tengo la sensación de que puede ser verdad lo que canta. De verdad, miro a mi alrededor y pienso en toda la gente buena que conozco y que no reciben todo lo que, sin interés alguno, dan. Entonces miro a los malos y...
...fue hace varios días. Mis compañeros de trabajo y yo salíamos de la nave-cafetería que hay enfrente de la productora y los platós de series de televisión. Gente vestida de "Serranos", policía, de médico (todos de pega, claro), o con guiones o planes de grabación iban y venían de comer o tomar café. Nosotros cuatro nos dividimos; dos al camión, dos a la furgoneta y entonces lo vi todo. El Audi era negro y el gato gris. El Audi era grande y rápido, el gato pequeño y confiado. El Audi iba conducido por un humano, el gato creía que el mundo era tan seguro ese día como todos los demás. El Audi es el dinero, el gato la vida. Los dos estaban en el asfalto. Sus trayectorias eran perpendiculares. Viendo lo que podía pasar le grité a mi compañero: "El gato, ¡el gato!" Los ocupantes del coche parecieron oírme; los vi reir a través del parabrisas y acelerar. Un segundo; una décima de segundo. Dos ruedas pasaron por encima del cuello del animal. Los hombres siguieron riendo y acelerando. Me fijé en la matrícula; memoria fotográfica útil en anteriores trabajos. Y mientras la muerte danzando en medio de la calle. El gato agoniza con la cabeza llena de sangre salida de ojos, nariz y boca. Se arquea. Salta sobre su cuello con el rabo haciendo extrañas interrogaciones en el aire. "¿Por qué? ¿Por qué lo han hecho?" Por divertimento, amigo, por divertimento. Los movimientos apenas duran diez segundos. Después todo se para y la gente vuelve a cruzar como si no hubiera pasado nada. De hecho ningún "Serrano", o poli, o médico (todos de pega, claro), o gente de ningún tipo mira siquiera al suelo. Mi compañero y yo quitamos de la calle lo que no existe y el tiempo se lleva la mancha del suelo...
...que vuelvo a pisar días después. Hoy no tengo ganás de café ni de reconocer a nadie de la tele. Saludo a los camareros; me responden. "Tienes mala cara. Pareces enfadado" "Imaginaciones tuyas, fijo." He visto un Audi negro aparcado cerca de los estudios; es la misma matrícula. Recuerdo tiempos militares: lo primero es conocer el terreno. El polígono no tiene cámaras que funcionen, o ni siquiera están. Estamos en hora punta de gente. Tenemos que esperar algo de cobertura. Miro el salón de comidas. Mucha gente sin traje; aplausos baratos para concursos. Pido un descafeinado y espero. Se levanta la mesa grande de hombres y mujeres que alucinan con las fotos de los actores que hay en la pared. Esta es la mía. Dejo un euro y salgo. El grupo de fans sale comigo detrás. Remoloneo un poco y veo que no se fijan en mí: un currito con gafitas; que tííípico. Los "grupies" se acercan a la garita del guarda jurado de los estudios. Quieren más, quieren ver, quieren hasta tocar. Con toda la atención puesta en ver si sale Resines, o el que era de Verano Azul o la que era de Manolo y Benito me escurro hasta un lateral de Audi. Me tumbo. Saco el alicate multiusos del bolsillo y pincho despacio una rueda. Cuando oigo el siseo clavo fuerte y subo como un seppuku. Repto hacia delante. Oigo pasos. Pincho despacio, siseo, clavo y rajo. Me deslizo por debajo de una furgoneta y salgo fuera de la posible vista de los seguratas. La masa sigue pidiendo caras conocidas que llevarse a los ojos y el de seguridad sigue vacilando con las becarias del estudio. Voy andando hacia el camión. Arranco y paso al lado del Audi. Esta un poco caido hacia un lado, parece enfermo. Que le de su dueño una aspirina en forma de ruedas-cuestan un huevo. Me imagino la imagen al salir y ver el panorama: "Que hijoputa el que haya sido. Es que vivimos en un país en el que no se respeta nada." Es verdad, cabrón.
No me siento bien cuando me voy de allí. No me siento mejor ahora. El pobre gato murió por un vacile; las grúas y la rueda serán poco para el mierda ese. Pero, aunque a mi pesar sigo sin creerme lo que canta Drexler para algunos casos, veo que a veces se puede abrir un rayo de esperanza a que sea verdad...
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y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma." Todo se transforma. Jorge Drexler.
Que bella la estrofa de Drexler... A veces hasta tengo la sensación de que puede ser verdad lo que canta. De verdad, miro a mi alrededor y pienso en toda la gente buena que conozco y que no reciben todo lo que, sin interés alguno, dan. Entonces miro a los malos y...
...fue hace varios días. Mis compañeros de trabajo y yo salíamos de la nave-cafetería que hay enfrente de la productora y los platós de series de televisión. Gente vestida de "Serranos", policía, de médico (todos de pega, claro), o con guiones o planes de grabación iban y venían de comer o tomar café. Nosotros cuatro nos dividimos; dos al camión, dos a la furgoneta y entonces lo vi todo. El Audi era negro y el gato gris. El Audi era grande y rápido, el gato pequeño y confiado. El Audi iba conducido por un humano, el gato creía que el mundo era tan seguro ese día como todos los demás. El Audi es el dinero, el gato la vida. Los dos estaban en el asfalto. Sus trayectorias eran perpendiculares. Viendo lo que podía pasar le grité a mi compañero: "El gato, ¡el gato!" Los ocupantes del coche parecieron oírme; los vi reir a través del parabrisas y acelerar. Un segundo; una décima de segundo. Dos ruedas pasaron por encima del cuello del animal. Los hombres siguieron riendo y acelerando. Me fijé en la matrícula; memoria fotográfica útil en anteriores trabajos. Y mientras la muerte danzando en medio de la calle. El gato agoniza con la cabeza llena de sangre salida de ojos, nariz y boca. Se arquea. Salta sobre su cuello con el rabo haciendo extrañas interrogaciones en el aire. "¿Por qué? ¿Por qué lo han hecho?" Por divertimento, amigo, por divertimento. Los movimientos apenas duran diez segundos. Después todo se para y la gente vuelve a cruzar como si no hubiera pasado nada. De hecho ningún "Serrano", o poli, o médico (todos de pega, claro), o gente de ningún tipo mira siquiera al suelo. Mi compañero y yo quitamos de la calle lo que no existe y el tiempo se lleva la mancha del suelo...
...que vuelvo a pisar días después. Hoy no tengo ganás de café ni de reconocer a nadie de la tele. Saludo a los camareros; me responden. "Tienes mala cara. Pareces enfadado" "Imaginaciones tuyas, fijo." He visto un Audi negro aparcado cerca de los estudios; es la misma matrícula. Recuerdo tiempos militares: lo primero es conocer el terreno. El polígono no tiene cámaras que funcionen, o ni siquiera están. Estamos en hora punta de gente. Tenemos que esperar algo de cobertura. Miro el salón de comidas. Mucha gente sin traje; aplausos baratos para concursos. Pido un descafeinado y espero. Se levanta la mesa grande de hombres y mujeres que alucinan con las fotos de los actores que hay en la pared. Esta es la mía. Dejo un euro y salgo. El grupo de fans sale comigo detrás. Remoloneo un poco y veo que no se fijan en mí: un currito con gafitas; que tííípico. Los "grupies" se acercan a la garita del guarda jurado de los estudios. Quieren más, quieren ver, quieren hasta tocar. Con toda la atención puesta en ver si sale Resines, o el que era de Verano Azul o la que era de Manolo y Benito me escurro hasta un lateral de Audi. Me tumbo. Saco el alicate multiusos del bolsillo y pincho despacio una rueda. Cuando oigo el siseo clavo fuerte y subo como un seppuku. Repto hacia delante. Oigo pasos. Pincho despacio, siseo, clavo y rajo. Me deslizo por debajo de una furgoneta y salgo fuera de la posible vista de los seguratas. La masa sigue pidiendo caras conocidas que llevarse a los ojos y el de seguridad sigue vacilando con las becarias del estudio. Voy andando hacia el camión. Arranco y paso al lado del Audi. Esta un poco caido hacia un lado, parece enfermo. Que le de su dueño una aspirina en forma de ruedas-cuestan un huevo. Me imagino la imagen al salir y ver el panorama: "Que hijoputa el que haya sido. Es que vivimos en un país en el que no se respeta nada." Es verdad, cabrón.
No me siento bien cuando me voy de allí. No me siento mejor ahora. El pobre gato murió por un vacile; las grúas y la rueda serán poco para el mierda ese. Pero, aunque a mi pesar sigo sin creerme lo que canta Drexler para algunos casos, veo que a veces se puede abrir un rayo de esperanza a que sea verdad...
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miércoles, diciembre 15, 2004
"Tienes tan mala memoria,
tan mala mala tu memoria
Oye ya no me conoces
que no tienes historia
que tu mala memoria
no sabe recordar...
¿Cómo puede ser posible
que te hayas olvidado?
Tienes tan mala memoria,
tan mala mala tu memoria" Mala memoria. Julieta Venegas.
Fue hace unos días. Era más de medianoche. En aquella habitación, de tres camas, estábamos cuatro personas: la mujer con su sufrimiento, Luthie, su abuela y yo.
La mujer del sufrimiento está sentada en su cama, al fondo, mientras espera la acción de una tercera inyección de morfina para poder descansar un poco. Busca una breve pausa en su lucha contra el dolor de las úlceras de su pierna. En un sofá Luthie intenta dormir un poco arropada con una manta; en la cama de en medio yo sostengo la mano de su abuela mientras sujeto su voluntad de hierro intentando arrancar tubos de su cuerpo. "Si le duele mucho apriéteme." Apretón cada vez más débil de la mano; palabras dichas con un hilo de fuerza: "Estoy mal... muy mal..." Cierra los ojos. Una tregua del mal que desde el vientre envía dolor a todo el cuerpo. Me levanto a por un café a la máquina que hay tras los pasillos de habitaciones. En la habitación estamos casi a oscuras; en el pasillo todo es luz y ruidos de otras habitaciones: televisiones con películas que se pagan en una caja para monedas, conversaciones y chistes de enfermos y algún rezo. Mientras cojo el café pienso en los rezos. Mucha gente que mira de cerca a la muerte reza. Yo avanzo por un pasillo enorme hacia alguien que sé que la está viendo desde muy cerca y pienso en que no soy nada religioso. No rezo, ni siquiera ahora. Pero también sé que la muerte de un cuerpo no será su muerte real. Puedo estar muerto mucho antes en un momento dado. Muchas veces. Dejo la muerte a un lado y pienso...
Pienso en el dolor de la separación de un amor y veo que el dolor no es la separación; el dolor y el miedo es desaparecer de sus recuerdos. Cuando dejamos de existir en él-ella, hasta como un recuerdo, hemos muerto. Nuestra vida es una historia y si esta desaparece no tenemos sentido en este mundo. El amor es memoria. Por eso estando vivos físicamente podemos haber muerto hace años. Entonces veo porque no rezo ahora. Porque no rezaré cuando esté a punto de morir. Me quieren y por eso estoy vivo. No hacen falta rezos para eso; sólo que te suceda.
Y así llego de nuevo a la habitación. Se inicia el combate; ella y yo. Su voluntad no puede con mi fuerza, ni con el mal que la devora y la hace sufrir. Viene una doctora. La mira; nos pregunta. "¿Cómo la ven? ¿La ven muy agitada?" Yo respondo muy seco. "Yo solo veo que sufre. ¿No le pueden dar algo?" La doctora nos mira y se va. El destino de la abuela estaba echado desde que entró a la habitación hace días. Solo queda que sea fácil. Entra una enfermera con una jeringuilla y le inyecta en su pálido brazo. Ya no hace falta sujetarla. Vemos como su conciencia y su dolor se va. Y sus recuerdos. Y en ellos sí mueren otros que todavía estaban vivos. Vemos la muerte de todos ellos. La noche se los lleva y el día no los trae de nuevo.
Cuando llegan los demás esta inconsciente por la morfina. Ya no apretará más manos; ya no tendrá horribles dolores. Entonces miro la habitación y veo que está llena. No son visitas de compromiso; todos estamos porque queremos. Porque la queremos. Estamos un poco perdidos como sus recuerdos. Aunque ella sigue viva en los nuestros a pesar de que, esa tarde en nuestra compañía, no pueda más y su respiración se pare para siempre.
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tan mala mala tu memoria
Oye ya no me conoces
que no tienes historia
que tu mala memoria
no sabe recordar...
¿Cómo puede ser posible
que te hayas olvidado?
Tienes tan mala memoria,
tan mala mala tu memoria" Mala memoria. Julieta Venegas.
Fue hace unos días. Era más de medianoche. En aquella habitación, de tres camas, estábamos cuatro personas: la mujer con su sufrimiento, Luthie, su abuela y yo.
La mujer del sufrimiento está sentada en su cama, al fondo, mientras espera la acción de una tercera inyección de morfina para poder descansar un poco. Busca una breve pausa en su lucha contra el dolor de las úlceras de su pierna. En un sofá Luthie intenta dormir un poco arropada con una manta; en la cama de en medio yo sostengo la mano de su abuela mientras sujeto su voluntad de hierro intentando arrancar tubos de su cuerpo. "Si le duele mucho apriéteme." Apretón cada vez más débil de la mano; palabras dichas con un hilo de fuerza: "Estoy mal... muy mal..." Cierra los ojos. Una tregua del mal que desde el vientre envía dolor a todo el cuerpo. Me levanto a por un café a la máquina que hay tras los pasillos de habitaciones. En la habitación estamos casi a oscuras; en el pasillo todo es luz y ruidos de otras habitaciones: televisiones con películas que se pagan en una caja para monedas, conversaciones y chistes de enfermos y algún rezo. Mientras cojo el café pienso en los rezos. Mucha gente que mira de cerca a la muerte reza. Yo avanzo por un pasillo enorme hacia alguien que sé que la está viendo desde muy cerca y pienso en que no soy nada religioso. No rezo, ni siquiera ahora. Pero también sé que la muerte de un cuerpo no será su muerte real. Puedo estar muerto mucho antes en un momento dado. Muchas veces. Dejo la muerte a un lado y pienso...
Pienso en el dolor de la separación de un amor y veo que el dolor no es la separación; el dolor y el miedo es desaparecer de sus recuerdos. Cuando dejamos de existir en él-ella, hasta como un recuerdo, hemos muerto. Nuestra vida es una historia y si esta desaparece no tenemos sentido en este mundo. El amor es memoria. Por eso estando vivos físicamente podemos haber muerto hace años. Entonces veo porque no rezo ahora. Porque no rezaré cuando esté a punto de morir. Me quieren y por eso estoy vivo. No hacen falta rezos para eso; sólo que te suceda.
Y así llego de nuevo a la habitación. Se inicia el combate; ella y yo. Su voluntad no puede con mi fuerza, ni con el mal que la devora y la hace sufrir. Viene una doctora. La mira; nos pregunta. "¿Cómo la ven? ¿La ven muy agitada?" Yo respondo muy seco. "Yo solo veo que sufre. ¿No le pueden dar algo?" La doctora nos mira y se va. El destino de la abuela estaba echado desde que entró a la habitación hace días. Solo queda que sea fácil. Entra una enfermera con una jeringuilla y le inyecta en su pálido brazo. Ya no hace falta sujetarla. Vemos como su conciencia y su dolor se va. Y sus recuerdos. Y en ellos sí mueren otros que todavía estaban vivos. Vemos la muerte de todos ellos. La noche se los lleva y el día no los trae de nuevo.
Cuando llegan los demás esta inconsciente por la morfina. Ya no apretará más manos; ya no tendrá horribles dolores. Entonces miro la habitación y veo que está llena. No son visitas de compromiso; todos estamos porque queremos. Porque la queremos. Estamos un poco perdidos como sus recuerdos. Aunque ella sigue viva en los nuestros a pesar de que, esa tarde en nuestra compañía, no pueda más y su respiración se pare para siempre.
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jueves, diciembre 09, 2004
29.158
"Words like violence
Break the silence
Come crashing in
Into my little world
Painful to me
Pierce right through me
Can´t you understand
Oh my little girl
[...]
Vows are spoken
To be broken
Feelings are intense
Words are trivial
Pleasures remain
So does the pain
Words are meaningless
And forgettable
[...]
Enjoy the silence." Enjoy the silence. Depeche Mode.
El título del post no es un número de la lotería de navidad.
No es la fecha de ninguna efeméride.
Es el número de niños que mueren cada día en esta mierda de mundo que estamos alimentando cada día. Solo tenéis que mirar un poco el informe de Unicef para ver si se puede disfrutar el silencio de los que nos gobiernan...
Podéis mirar aquí o directamente en la página de Unicef
Las palabras como violencia
Rompen el silencio
Irrumpen con estruendo
En mi pequeño mundo
Me resultan dolorosas
Me atraviesan
¿No puedes entenderlo?
Oh mi pequeña
[...]
Las promesas se hacen
Para romperse
Los sentimientos son intensos
Las palabras son banales
El placer se recuerda
Igual que el dolor
Las palabras son insignificantes
Y se olvidan
[...]
Disfruta el silencio." Disfruta el silencio. Depeche Mode.
|
Break the silence
Come crashing in
Into my little world
Painful to me
Pierce right through me
Can´t you understand
Oh my little girl
[...]
Vows are spoken
To be broken
Feelings are intense
Words are trivial
Pleasures remain
So does the pain
Words are meaningless
And forgettable
[...]
Enjoy the silence." Enjoy the silence. Depeche Mode.
El título del post no es un número de la lotería de navidad.
No es la fecha de ninguna efeméride.
Es el número de niños que mueren cada día en esta mierda de mundo que estamos alimentando cada día. Solo tenéis que mirar un poco el informe de Unicef para ver si se puede disfrutar el silencio de los que nos gobiernan...
Podéis mirar aquí o directamente en la página de Unicef
Las palabras como violencia
Rompen el silencio
Irrumpen con estruendo
En mi pequeño mundo
Me resultan dolorosas
Me atraviesan
¿No puedes entenderlo?
Oh mi pequeña
[...]
Las promesas se hacen
Para romperse
Los sentimientos son intensos
Las palabras son banales
El placer se recuerda
Igual que el dolor
Las palabras son insignificantes
Y se olvidan
[...]
Disfruta el silencio." Disfruta el silencio. Depeche Mode.
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